Evita las principales averías en un coche automático
Conducir un coche automático tiene sus peculiaridades a las que no siempre nos acostumbramos. ¿Qué malos hábitos debemos evitar?
04/10/2018
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El dilema entre coche automático o manual mueve pasiones en el mundo del motor: hay quienes defienden la versatilidad y comodidad de los automáticos y también los acérrimos defensores de sentir el embrague y el tacto de la palanca de cambios.
Para los primeros, existe un subgrupo de quienes aprendieron a conducir con un coche manual y se han incorporado a los de cambio automático en los últimos años. Este hecho, puede que haga que se escapen aspectos de la conducción que los “nativos del coche automático” tienen más presente.
De igual forma seguramente en algún momento, quienes prefieren la opción manual se tengan que enfrentar a los vehículos automáticos. ¿Qué errores se debe evitar al conducir un coche de cambios automáticos?
5 “manías” en la conducción que debemos cuidar para evitar averías en un coche automático
Pasar de la marcha directa a retroceso
En ocasiones los nervios al volante producen maniobras que incluso de antemano sabemos que sobrecargan el coche. Entre ellas, se incluye el paso de “D” a “R” en un coche automático cuando está en movimiento, algo que estresa la correa de transmisión desgastándola a un ritmo poco aconsejable. Si eres de los que tiene este vicio prohibitivo, debes saber que el cambio de transmisión es de los presupuestos del taller más elevados.
Por esta razón, debe ser toda una máxima a la hora de ponernos al volante de un coche automático que siempre debemos esperar a que el coche se detenga por completo para realizar el cambio de “D” a “R”.
Pasar de “P” o “N” a directa
Este es de los vicios al volante de un coche automático en los que más caen los que vienen de conducir un coche manual, acostumbrados a realizar salidas rápidas pasando de “N” a la marcha directa mientras se acelera.
Precisamente, las características que hacen merecedor a un coche del apellido automático es que hacen por sí solo este tipo de maniobras en las que pasamos de pisar el embrague, revolucionar el coche, meter primera y soltar el pedal mientras aceleramos. Todo esto lo hacen las cajas de cambio automáticas, por lo que solo debemos acelerar en modo “D” sin más ejecuciones que acaben por desgastar la turbina de la transmisión.
Posición neutral nunca con el coche en movimiento
Quienes buscan cómo ahorrar gasolina se ven tentados a en pendientes en descenso seleccionar la posición “N”, algo además de imprudente (daña la transmisión) e inseguro (no podremos acelerar o frenar al momento si apareciera un obstáculo), innecesario en el caso de los coches automáticos.
Las cajas automáticas de los modelos más recientes de vehículos cortan el suministro de combustible al motor en estas situaciones de forma autónoma, haciendo que la inercia de las ruedas haga girar el motor y no al revés.
Motor apagado antes que “N” en caso de atasco
Uno de los consejos sobre la conducción eficiente dicta que siempre que vayamos a pasar más de 40 segundos parados (semáforos de larga duración, caravana de coches, etc.), lo mejor es apagar el motor y retomar la conducción cuando podamos ponernos en movimiento.
Esta máxima es también aplicable a los coches automáticos, donde en estos casos podemos vernos tentados a hacer uso de la posición “N”. ¿Y qué ocurre en esta posición? Ciertamente si lo hacemos de forma ocasional no pasa nada, pero tomarlo por costumbre fuerza el selector de marchas aumentando su desgaste en una acción innecesaria, ya que las cajas de cambio automáticas están perfectamente preparadas para soportar ese pequeño esfuerzo que hace el motor en posición ‘D’ cuando el vehículo está parado.
El modo “P” solo con el coche completamente parado
Usar la palanca en “P” con el coche en movimiento es un hábito tan nocivo para la traba de transmisión que incluso muchas cajas de cambio automáticas impiden esta maniobra.
De igual forma, no tendría que bastarte con usar este modo una vez se detenga el coche: también sigue siendo necesario el uso del freno de mano, sobre todo en pendientes muy pronunciadas. La razón es que así evitamos que todo el tonelaje del coche caiga sobre la caja produciéndole un desgaste.
Incidencia de los coches automáticos en España
Pese a que la tendencia es alcista, aún no estamos acostumbrados en España al uso generalista de coches automáticos. Así, los talleres en Madrid solo ven pasar un 10% de esta categoría de vehículos mientras que en otros países como Japón o Estados Unidos, estos modelos suponen el 90% de coches matriculados.
Si comparamos los datos con nuestros vecinos europeos, vemos como el caso español se repite en los países del sur, donde la incidencia es similar en los casos de Italia, Francia y Portugal, frente a los centroeuropeos como Suiza y Alemania donde el porcentaje aumenta hasta el 30-40%.
Las razones de la lenta introducción de un modelo práctico y ampliamente implantado en otros países desde hace décadas se debe a la concepción de que unas marchas automáticas ralentizaban los cambios y las frenadas, además de gastar más combustible y suponer un desembolso mayor en el precio final del coche.
Sin embargo, las continuas mejoras que igualan en prestaciones y comodidad a automáticos y manuales, así como el éxito de los utilitarios híbridos que ya lo incluyen de serie (Toyota vendió 11.000 unidades en el último ejercicio de su modelo Auris) hacen que la perspectiva vaya cambiando y se prevea un notable aumento de coches automáticos en nuestras carreteras en los próximos años.
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