Cuidados, averías y cambio en la correa de distribución
Atender al cambio en la correa de distribución cuando toca así como su correcto mantenimiento nos hará ahorrar notablemente en el cuidado de nuestro vehículo
06/11/2018
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Si le preguntaras a tu mecánico de confianza, cuál es el elemento del vehículo cuya avería mayores costes puede acarrear, seguro que entre los primeros puestos del listado de posibilidades entra la correa de distribución: ese “gran desconocido” para muchos del que solo nos acordamos cuando nos llega la abultada factura de su reparación.
Y es que una rotura en este elemento acarrea que el motor no pueda poner en marcha los engranajes que hacen funcionar al vehículo, por lo que la correa de distribución entraría dentro de las piezas indispensables y que mayor atención debemos prestar a la hora de realizar el mantenimiento de nuestro coche.
¿Y cada cuánto debemos cambiarla?, ¿cómo podemos alargar su vida útil? A continuación, algunos consejos y buenas prácticas que nos ayudarán en el mantenimiento de la correa de distribución.
Consejos para el mantenimiento y cambio de correa de distribución
Cada cuánto cambiar la correa de distribución
Como ocurre con otras piezas del automóvil que se ven afectadas directamente por el uso del vehículo, todo depende de varios factores entre los que se destaca el material (las hay comúnmente de acero recubiertas de caucho, neopreno o de fibra de vidrio) estilo de conducción (eficiente, “agresivo”, …), el tipo de terreno por el que solemos rodar (no es lo mismo una conducción habitual por ciudad que por carretera) e incluso la climatología.
Aun así, en términos generales se recomienda que se sigan los parámetros determinados por el fabricante. Esto se debe a que mientras que en modelos antiguos era normal que a los 60.000 km se cambiase, hoy en día podemos encontrar que algunas marcas nos den como consigna los 240.000 km.
Cómo detectar fallos en la correa de distribución
Nuestro coche normalmente nos alerta mediante señales concretas de que algo va funcionando mal antes de que se produzca la avería. Así, es común que antes de la rotura de la correa, se produzcan ciertos avisos previos:
- Temblor del motor: es la principal de las señales de que la correa de distribución está acusando un notable desgaste y que, por tanto, en cualquier momento se puede romper. En cuanto notemos “tirones” en la conducción es muy probable que se esté efectuando una mala coordinación del movimiento interno de varias piezas del motor, debido a que la correa no se encuentra en perfecto estado como para transmitir un movimiento limpio.
- Dificultad al arrancar: la correa de distribución transmite el movimiento desde el cigüeñal al árbol de levas, acto que coordina el movimiento entre las válvulas y los pistones y que resulta imprescindible para poner en marcha el coche. Por ello, si no está en perfecto estado, puede que el arranque del vehículo se ralentice.
- Expulsión excesiva de gases: el color del humo del tubo de escape, así como su densidad dice mucho más de lo que está ocurriendo en el interior de nuestro vehículo de lo que podamos llegar a pensar. Por ello, sobre todo ahora que los nuevos modelos se preocupan por reducir su emisión, si vemos un excesivo humo salir del tubo de escape, puede que nuestra correa no esté trabajando al nivel que debiera.
- Cuesta mantener el coche en funcionamiento: es el indicio más obvio de que algo no funciona bien, ya que es consecuencia lógica de que alguna pieza que intercede en el motor no está actuando tal como debiera. Algo que puede suceder cuando la pieza encargada de coordinar la actuación del motor falla.
Cómo evitar fallos en la correa de distribución
Una vez conocemos los indicios que nos indican un amplio desgaste de la correa de distribución, debemos concentrar nuestros esfuerzos en evitar que aparezcan.
Para ello lo primero es atender a los kilómetros o años en los que debemos pasar por revisión según las indicaciones del manual de fábrica, pero también promover una conducción segura y eficiente, que en el cuidado del motor y sus componentes pasa por:
- Evitar tanto acelerones como frenazos en seco, sobre todo en climas fríos.
- Nunca la cambies por ti mismo, ya que además de poder afectar a otras piezas cuyo funcionamiento dependen de ella, puedes estar perdiendo el foco de otros posibles daños del motor. Además, es recomendable la revisión y, probablemente, también el cambio del rodamiento tensor.
- Atento a las indicaciones y tipología del fabricante: conocer cada pieza del vehículo supone conocer cómo es capaz de responder ante el desgaste. Así, saber de qué tipo y material es nuestra correa de distribución nos servirá para aumentar o reducir su revisión, o plantearnos el repuesto con más acierto que a los X kilómetros que nos hayamos marcado como límites.
Este último consejo no es para nada aleatorio, ya que es frecuente por ejemplo que los fabricantes de los últimos modelos utilicen la denominada como correa de distribución húmeda, que utiliza los vapores de aceite que provienen del cárter como lubricante alargando su vida útil, o que incluso prescindan en su gran mayoría de correas y las sustituyan por cadenas, que aunque más voluminosas (suelen venir equipadas en coches de gran tamaño), ofrecen mejor resistencia al desgaste.
Conocer estas peculiaridades nos puede ayudar a que nuestro calendario de revisiones sea más flexible o que incluso ante cualquier indicio de avería, podamos descartar en cierta medida la que podría resultar la reparación más costosa.
No obstante nunca nos deberíamos olvidar que la mejor forma de mantener nuestro vehículo en perfecto estado y seguro es mediante la revisión, para la cual puedes encontrar talleres mecánicos para cambio de correa en Castellón, Vizcaya y en cualquier parte del territorio dispuestos a indicarte lo mejor para tu coche.
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