Conoce los niveles de contaminación de los coches eléctricos
Que el futuro de la movilidad pasa por los vehículos eléctricos, no cabe duda. Los coches sin diésel ni gasolina existen y son la gran apuesta de los fabricantes. Lejos quedan esos años en los que la alternativa venía del lujo de la mano de Tesla.
05/02/2020
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En la actualidad, cualquier ciudadano puedo decantarse por un motor eléctrico de su marca favorita y disfrutar de los beneficios de moverse en un transporte responsable con el medio ambiente. La reducción de emisiones y acabar con la dependencia de los combustibles fósiles son los objetivos principales tanto del sector automotriz como de la administración. Pero no queda ahí.
El efecto de los coches eléctricos
Aunque no hay la menor duda de que los coches eléctricos suponen un gran avance en pro de la sostenibilidad, también es cierto que la contaminación de coches eléctricos proviene de los recursos que conllevan la fabricación de las baterías, su corta vida y la falta de opciones para su reciclaje.
Incluso hay fuentes que se atreven a decir que el coche eléctrico puede ser más contaminante que uno convencional a lo largo de su vida útil. Por ejemplo un BMW Serie 3 320i emite 22,8 toneladas de CO2 a la atmósfera durante su vida, mientras que un Tesla Model 3 eléctrico supera las emitir 27 toneladas de CO2 a la atmósfera durante todo su ciclo de vida.
Se reafirma, así, a opinión de una gran cantidad de expertos en la materia que indican que la capacidad de las baterías tiene una influencia directa en el aumento de las emisiones contaminantes, en este caso por parte de los coches eléctricos.
El informe 'Electric vehicles from life cycle and circular economy perspectives' de la Agencia Europea de Medio Ambiente de Suecia estima que fabricar un coche eléctrico emite entre 1,3 y 2 veces más gases a la atmósfera que la que se da en el proceso de un gasolina o un diese.
Un modelo eléctrico consume cuatro veces más cobrey más níquel, entre otros materiales. Y no solo es el hecho de que este consumo puede no ser sostenible en el tiempo porque son finitos, sino que también hay que cuantificar la energía que se consume y los gases que se emiten durante su extracción y procesamiento industrial.
A ello se unen otros factores. A priori como consumidores no apreciamos variaciones en la carrocería de un modelo tradicional y un eléctrico aunque técnicamente no es así. Los eléctricos tienen que pesar menos y, por tanto, requieren de uso de materiales como aluminio o composite, de mucho mayor impacto en el ambiente. La única manera de balancearlo, sería fabricar vehículos muy pequeños, pero podemos decir que no es la tendencia actual del mercado.
Para acabar, a día de hoy las baterías –el elemento más comprometido de los eléctricos- se fabrican en China, donde los procesos se materializan en fábricas altamente contaminantes.
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