5 malos hábitos que dañan nuestro coche
Existen algunos malos hábitos que dañan el coche y que realizamos casi sin darnos cuenta, ¿cómo podemos evitarlos?
24/04/2017
Compartir en redes sociales
Quien más y quien menos ha tenido que ponerse algo nervioso ante el volante: ya sea por un semáforo interminable o por la presencia de un badén inoportuno, los nervios nos hacen actuar con menos cabeza de la que debiéramos y tendemos a realizar prácticas que entendemos como comunes pero que nos acaban pasando factura en forma de averías a largo plazo, ¿Qué malos hábitos que dañan nuestro coche debemos evitar?
5 malos hábitos que dañan nuestro coche: ¿Por qué no debo practicarlos?
#1 Traqueteo en los semáforos
Este hábito viene de serie con los conductores nerviosos: ¿cuántos no han estado con el coche parado mientras pisa el embrague o dándole “tironcitos”?
Estas malas prácticas suponen hacer trabajar el sistema de embrague innecesariamente, y por tanto sometiéndolo a un desgaste “tonto” y del que no sacamos absolutamente ningún tipo de provecho, además de hacer friccionar en el caso de los “tironcitos” el disco de embrague y por tanto maltratándolo.
#2 Motor trabajando a regímenes bajos
La conducción eficiente dicta que hay que subir una marcha cada diez kilómetros/hora una vez se inicia el arranque, pero este “buen hábito” (realmente puede producir un ahorro considerable de combustible, aunque no siempre) puede chocar con la lógica a la hora de vernos circulando en sexta marcha casi al régimen de ralentí en el caso de tener unos desarrollos largos.
Por ello, antes de tomarnos las recomendaciones bajo la etiqueta de conducción eficiente casi como religión, debemos evitar apurar marchas y ser conscientes del comportamiento de nuestros propios coches, siendo lo recomendable el evitar generar vibraciones que estropeen las transmisiones.
#3 Girar en parado con el freno pisado
Con la dirección asistida, si no giramos sin frenar con las ruedas en movimiento, estaremos aumentando el esfuerzo de la dirección y sus diferentes partes móviles. Mucho más si llegamos al tope de dirección y la forzamos, donde se puede dar el caso de que destrocemos la dirección asistida al completo.
Por ello, debemos girar siempre sin frenar, y preferiblemente con la rueda en movimiento para no forzar en ningún caso la dirección: conducción que era muy común en aquellos tiempos en los que la dirección asistida era un lujo más que un componente de serie.
#4 No reducir la velocidad ante badenes
Este mal hábito tiene varias consecuencias: la pérdida de puntos de carnet, el ganarte una buena multa, no respetar y perder la seguridad vial ante el volante y, varios daños no deseables en la mecánica del coche.
Cualquiera de estas consecuencias son muy importantes, pero atendiendo a la que motiva este artículo, en el caso de la mecánica supone forzar suspensión y acabar con el buen estado de los amortiguadores.
¿Y qué otros elementos se ven afectados por un badén mal tomado? Los llamados silentblocks o rótulas, (almohadillas que se encargan de amortiguar ruidos y vibraciones), y más gravemente el cárter o alguna parte móvil de los bajos si cometemos la grave imprudencia de frenar una vez entre en contacto la rueda con el badén.
#5 Conducir con el piloto de reserva encendido
La reserva no es como una alarma que nos avisa justo el momento en el que debemos llenar el depósito: la reserva es el punto en el que debemos evitar entrar y que supone un importante toque de atención por no haber atendido el repostado a tiempo.
Si bien es cierto que entrar en reserva nos permite al menos 50 kilómetros hasta que encontramos la gasolinera más cercana, también supone una práctica muy dañina si acudimos a ella a menudo.
La razón no es otra que entrando en reserva estamos apurando los posos de gasolina acumulada. En estos posos se encuentran los residuos que no han sido correctamente refinados por las petroleras, y que en el resto del depósito se retiran fácilmente mediante el filtro de combustible.
Al estar en mayor concentración al encontrarse el nivel de gasolina bajo, son mayores las probabilidades de que esta suciedad obstruya los filtros en el mejor de los casos o pare la bomba de combustible en el peor de ellos.
En definitiva, podemos aumentar la vida útil de nuestro vehículo si a una conducción segura le añadimos unas buenas prácticas que eviten daños comunes, y sobre todo si frecuentemente acudimos al taller no sólo en busca de resolver alguna avería, sino para que se realice un correcto mantenimiento de nuestro vehículo: previsión antes que reparación siempre.
Volver al listado