Tipos de averías de coches en el taller que presentan más complicaciones
Existen ciertos elementos del vehículo que presentan más complicaciones a la hora de detectar y solventar sus averías. Te contamos cuáles se tratan y cómo evitar tener que acudir a su reparación
09/04/2018
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Cualquier tipo de avería en un coche es motivo de molestia para su conductor, pero no es lo mismo una avería que resulte una simple incomodidad, como que el elevalunas deje de funcionar, que una que directamente te deje en la estacada, como que el motor no responda ante el encendido.
Por otra parte, hay averías que se solucionan con una sustitución, otras con arreglos que intervengan en sus piezas y otras que directamente nos plantean lo adecuado o no de cambiar nuestro querido vehículo. Para que estos dilemas encuentren rápida respuesta y para que podamos evitar todas aquellas que nos sean posibles, a continuación os indicamos las averías que presentan más complicaciones en un taller de reparaciones.
Los tipos de avería que presentan mayores complicaciones a la hora de solventarlas
Averías eléctricas
Si sois conductores con una larga trayectoria al volante, habréis notado una particularidad a cada nuevo modelo de coche que vais conduciendo: los vehículos con los que comenzasteis a conducir presentaban menos fallos en general que los últimos que habéis adquirido.
Casi siempre esta fórmula responde a que los últimos modelos tienen muchísimas más prestaciones que modelos más antiguos. Es algo lógico: un elevalunas eléctrico tiene más probabilidad de estropearse que una manivela manual. Es por esta razón, la que los coches actuales tienen kilómetros de cableado que unen sistemas de control, sensores, termistores, etc., que ante una falla de tipo eléctrico, cueste determinar la razón a priori y dónde debemos intervenir.
A esta peculiaridad se le suma que todos estos elementos suelen estar unidos entre sí, lo que supone que el fallo se agrave por falsos contactos, derivaciones a masa, o cables defectuosos. Es por ello por lo que ante una avería eléctrica, resulta complicado y determinante averiguar la causa (aunque la solución suele ser relativamente sencilla, casi siempre pasando por la sustitución de la pieza que provoca el fallo).
Averías en el motor
Si los kilómetros de cableado (no es una exageración: modelos actuales de vehículos llevan en torno a los 2 km de cables) son el hándicap principal de por qué una avería eléctrica presenta complicaciones, en el caso del motor, el corazón de nuestro vehículo, nos encontramos con similar perspectiva a la que se suma el carácter primordial de que esté siempre en perfecto estado.
Pistones, cigüeñal, bielas, cilindros… Son muchos los componentes que forman un motor y cada uno con una fisionomía particular. Es por ello por lo que en más de una ocasión, ante una avería de motor la solución pasa por sacarlo del capó y desmontarlo hasta dar con la pieza “problemática”, algo que aumenta tiempo tanto del diagnóstico como de la reparación.
Averías en la caja de cambios
Nuevamente, el hecho de constar de diversas piezas y de responder a diferentes circunstancias por las cuales puede fallar (desgaste en los cojinetes, problemas en las varillas del cambio, falta de lubricación…), configuran el principal motivo de complicación ante una avería, en este caso en la caja de cambios.
Este elemento tiene aun así la particularidad que en la versión “manual” puede presentar más fallas que en la automática, pese a esa mayor presencia de componente electrónico al que referíamos en nuestro primer apartado. No obstante ninguna de las dos tipologías están exentas de que ante una avería, el mecánico profesional tenga que extraerla e indagar entre sus piezas.
En el caso de las cajas de cambio automáticas, aunque ante el fallo no sea siempre necesaria la extracción, sí que requiere de una plantilla especializada en este tipo de reparaciones.
Cómo evitar estas averías de coches en el taller
No nos cansaremos de insistir en este aspecto: el primer paso para evitar cualquier tipo de anomalía o avería en nuestro vehículo pasa por un mantenimiento y revisión profesional adecuado.
Los talleres profesionales cuentan con una plantilla muy preparada para chequear adecuadamente nuestro vehículo y detectar fallas incluso que nos resulten imperceptibles gracias a la tecnología avanzada con la que cuentan.
Estas fallas detectadas a tiempo, como es el caso de las que afectan a componentes eléctricos, pueden evitar que la avería se propague y afecte a otros elementos del vehículo complicando aún más su reparación.
Otro punto primordial además del mantenimiento profesional continuo, es el mantenimiento adecuado que nosotros mismos apliquemos a nuestro vehículo. Detalles tan cotidianos como cambiar el aceite cuando toca, mantener los niveles de líquido refrigerante en el punto óptimo o mantener limpio el motor son claves para que nos evitemos disgustos y nos garanticemos que nuestro coche responda en todo momento como debe.
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